04 noviembre 2006

"Kahira Kahira"

Hace tiempo pensé en compartir aquí este relato de Kafka, no hubo tiempo. Luego Luis propuso el proyecto aún sin nombre, después habló de Kafka, y ahora dejo aquí lo que puede servir de preámbulo a nuestro libro de los libros, un relato póstumo sin título de sus Cuadernos en octava, extraños como un pájaro, que dice Renato, pero igual de bello:

Nuestras tropas lograron finalmente irrumpir en la ciudad por la puerta meridional. Mi sección estaba estacionada en un jardín de la periferia, a la sombra de cerezos calcinados, y esperaba órdenes. Pero cuando oímos la estridencia de los clarines en la puerta meridional, nada pudo detenernos. Empuñamos las primeras armas que nos cayeron sobre los hombros del compañero más próximo, aullando nuestro grito de guerra: "Kahira Kahira", galopamos en largas filas por los charcos de la ciudad.

En la puerta meridional, no encontramos ya más que cadáveres y un gran humo amarillo que pesaba sobre el suelo y lo cubría todo. Pero no queríamos ser sólo la retaguardia y por eso nos metimos enseguida por algunos estrechos callejones laterales que hasta entonces se habían visto libres de lucha. La puerta de la primera casa voló en astillas al primer golpe de mi pica, e irrumpimos en el pasillo con tal furia que al principio chocamos entre nosotros. Un viejo nos vino al encuentro por un largo corredor vacío. Viejo extraño: tenía alas. Grandes alas desplegadas, cuyos bordes externos superaban su propia estatura.

—Tiene alas —grité a mis camaradas, y los que estábamos al frente retrocedimos un poco, todo lo que nos lo permitieron los que teníamos a la espalda.

—Ustedes se maravillan —dijo el viejo—, pero todos nosotros tenemos alas, pero no nos han servido de nada y, si pudiésemos nos las arrancaríamos.

—¿Por qué no huyen volando? —pregunté.

—¿Huir volando de nuestra ciudad? ¿Abandonar la patria? ¿Nuestros muertos, nuestros dioses?

Franz Kafka, Cuadernos en octava

1 comentario:

Luis Somoza dijo...

Eso es parecido a la perspectiva que yo comento en la parábola, dos visiones antagónicas y una misma estupidez.